CPCC. César Isaías VILCA ACHATA, Coordinador Provincial SAN ROMÁN - PUNO, GANA PERÚ.

12 junio 2011

Samuel Álvarez y Juliaca

Cada tierra tiene sus representantes que en un momento dado de la historia parecieran encarnar una época, una coyuntura, una generación; y en consecuencia las apreciaciones que tienen, así como lo que pueden decir sus palabras son el reflejo de lo que un pueblo vive en un determinado segmento de la historia. Este es el caso de Juliaca, que en otrora tiempo atrás personajes como José Parada Manrique o Vicente Benavente representaban la Juliaca ebulleciente de mediados del siglo pasado, cuando se notaba cómo se transformaba en una ciudad pujante y comercial, como lo es ahora. En la actualidad por lo menos dos personas reflejan este tiempo de inicios del tercer milenio, ellos son a no dudarlo René Calsin Ancco y Samuel Alvarez Enríquez.

Samuel Álvarez no es nuevo en el trajín de las letras regionales, sus inicios se remonta a la década del 70 del siglo pasado. Transita por la poesía, el ensayo, narrativa y la historia, como dice otro de los juliaqueños que sigue la ruta de Calsín y Alvarez, Hugo Apaza Quispe: “Samuel en sus trabajos refleja la desalineación y el beligerante cambio social que se da en Juliaca, en cuyo contenido se encuentra la reivindicación de los valores ancestrales y la consolidación de la identidad cultural". Efectivamente, estamos ante un Juliaqueño apasionado, que hace pocos días nos obsequió dos textos: “Carnaval Juliaqueño” escrito al alimón con Walter Calsina Arpi, y el segundo texto el poemario de Samuel Alvarez Enriquez “Wayraq Waman” – Hijos del viento que es escrito tanto en Quechua como en español.

En el primer Libro sobre los carnavales empieza con definir la palabra folklore, como el saber genuino del pueblo de modo autónomo y no cómo se quiere reducir como algo pintoresco y desordenado, donde ubica a los carnavales siendo parte de ese folklore auténtico, de la revaloración cultural, donde se destaca la raigambre histórica de los carnavales juliaqueños, relacionando con aspectos católicos como que los carnavales arrancan antes del miércoles de ceniza, y en el primer día de los ayunos cuaresmales.

El trabajo de los Carnavales Juliaqueños tiene los siguientes segmentos: El Concepto de Folklore y su vigencia en la actualidad, Génesis y evolución del Carnaval Juliaqueño, Breve historial de Machu Aychas y Chiñipilcos, Su ubicación en el Calendario Festivo andino, Fiestas Carnestolendas en Juliaca, El Carnaval propiamete dicho, La parada folklórica, Reyna de los carnavales, Lanzamiento y consecuencias del carnaval, Patrimonio Cultural del Perú y América, y Sobre la coreografía y consecuencias del carnaval. La parte que más se desarrolla, es el segmento del Carnaval propiamente dicho donde el autor describe la entrada del ño carnavalón, la presencia de los Machu Aychas y Chiñipilcos, donde los danzantes se visten de gala en el Pukllay o Hatun Pukllay, y donde estas agrupaciones realizan ciertos ritos como la Challa dirigida a los Apus tutelares, Los alberos realizan su ofrenda a la Pachamana junto con los alferados, para luego dirigirse a l Cementerio a fin de visitar a sus seres queridos, participan luego en el Izamiento del Pabellón Nacional y el pendón juliaqueño, para luego proseguir con el desfile. Sobre este discurrir festivo y ceremonial el autor señala que se ha venido perdiendo algunos momentos del programa de inicio del carnaval, Sin embargo con este conjunto de elementos se tiene evidentemente un sincretismo cultural donde se fusionan ritos, veneración, danza, religiosidad y la parte cívica referido al izamiento y al desfile. Este despliegue de formas y de expresiones es lo más característico y singular que se expresa en las manifestaciones de festividad en toda la serranía, costa y selva del Perú, sus estudios tienen que ver con las recreaciones por ejemplo que hizo José María Arguedas en libros como “ Yawar Fiesta “ y “ El Zorro de Arriba y el zorro de abajo” que mereció un estudio bajo el enfoque de Mijael Bajtín de Martin Lienhard, en su estudio: “ Cultura Popular andina y forma novelesca” donde se describe como sucede el carnaval de Juliaca o la Fiesta de la Candelaría de Puno y se origina una conciencia ancestral con una moderna que trata de reproducir un universo distinto, transcultural mediante la asimilación de la cosmovisión andina y sus formas artísticas y ritualísticas de expresión. Este es el aporte del trabajo de Samuel Álvarez, el de generar una revaloración a nuestras manifestaciones culturales y artísticas en escenarios como el Carnaval donde se representa una gama de relaciones que aún merecen ser comprendidas en términos polisémicos.

En relación al poemario de Samuel Alvarez, debo decir que se trata de los pocos esfuerzos de escribir poesía en lengua Quechua, que se tiene en el Perú, Kilko Huarancca, Odi Gonzáles son antecedentes de este tipo de composición, en Puno ya vimos anteriormente el trabajo de Feliciano Padilla, en su “Cantos ocultos”, la poesía quechua es aún no apreciada, porque obedece no al canon oficial de la literatura, sino a la periferie que aún falta reivindicar, Samuel Alvarez desarrolla una temática poética de epicismo lírico, y de exaltación costumbrista, son poemas dedicados a Vilcapaza, a los Chiñipilcos, a Juliaca, Lampa, al Maestro del Perú, al Titicaca. En poesía habría que pedirle a nuestro dilecto amigo, que a diferencia de éste y de sus anteriores libros, podría girar su búsqueda a tratar de hacer una poesía de vanguardia andina, con un uso de un lenguaje nuevo y de una estructuración diferente, que lo pueda situar, de otra manera en relación a muchos escritores tradicionales que terminaban en la descripción, en las odas a los héroes, y en el lirismo anhelante, sin embargo cabe rescatar bonitas metáforas, que pueden mostrar su estro poético, que en el presente caso está signado por la novedad de hacer poesía en quechua, que indudablemente es coherente con su propuesta integral del rescate y difusión de nuestros valores andinos ancestrales por una nueva conciencia cultural que se espera del País. Finalmente sólo añadiremos que Juliaca y el Perú aún esperan de Samuel Alvarez definitivos logros, en su ruta ya trajinada.